NO HAY PROGRESO SIN TRABAJO DIGNO
Buena parte de la vida de
las personas se mide en horas de trabajo. Un esfuerzo y una dedicación que se
compensan mediante retribuciones con un objetivo esencial: poder vivir
dignamente y desarrollar un proyecto vital. Sin la fuerza del trabajo, de todas
las trabajadoras y trabajadores, no se genera riqueza y no hay progreso.
Desde 2008 muchos de los derechos de la clase trabajadora
han sido eliminados. Primero, por el efecto directo de una intensa crisis,
provocada por un capitalismo sin control y por la avaricia de un sector
financiero alejado de los intereses de las personas y de la economía
productiva. Y después, por unas políticas, mal llamadas de austeridad, que han
aumentado la precariedad laboral, han reducido salarios y prestaciones sociales
y han recortado derechos y libertades. Unas políticas que, en suma, han
empobrecido a la mayoría social, que somos los trabajadores y las trabajadoras,
y han aumentado las desigualdades de manera drástica.
Ahora, la economía española
lleva tres años creciendo; las estadísticas de empleo mejoran; lentamente, se
reduce el paro; ya no hay amenaza de ruptura del euro; y las empresas han
recuperado ya los niveles de beneficio de antes de la crisis. Estamos saliendo
de la crisis, nos repiten.
NO es verdad. Porque
esos datos no se reflejan en una mejora de la calidad de vida de la clase
trabajadora. Crece la economía, crecen los beneficios empresariales, pero las
patronales siguen resistiéndose a que los salarios tengan una subida digna en
los próximos años
• Seguimos teniendo
2,2 millones de ocupados menos que en 2007.
• La tasa de paro es del 18,6%, diez puntos más que en 2007,
y la segunda más alta de la UE.
• Cuatro de cada diez desempleados llevan más de dos años en
paro. • Los jóvenes se van del país buscando un futuro mejor
• El empleo es cada vez más precario, y aumentan las formas
de explotación laboral, como las empresas multiservicio, que compiten
vulnerando los derechos de los trabajadores y trabajadoras mientras muy pocas
voces de la empresa lo critican.
• Los salarios no crecen, mientras los precios suben.
• Las mujeres siguen discriminadas en el trabajo, y su
sueldo es un 23% inferior al de los hombres.
• Las prestaciones por desempleo solo cubren a la mitad de
las personas desempleadas.
• Las pensiones tienen cuantías, literalmente miserables.
Todo ello tiene una consecuencia dramática: las
desigualdades, la pobreza y la exclusión social han aumentado sensiblemente y
ya afectan a casi el 30% de la población. No lo decimos solo los sindicatos; lo
dicen también el Fondo Monetario Internacional, la Comisión Europea
y la OCDE.
La mayoría de la
población, la clase trabajadora, sigue sumida en una profunda crisis económica,
de empleo y de expectativas. Mientras, el Estado se gasta decenas de miles de
millones de euros en rescatar bancos o empresas de autopistas. Esto NO puede
ser. Nos venden una situación de bonanza y estabilidad que las familias no
perciben. Esta situación NO es sostenible y NO es justa. Y está creando el
caldo de cultivo para el crecimiento de formaciones políticas y movimientos
retrógrados y extremistas en todo el mundo desarrollado. Debemos cambiar este
estado de cosas.
NO HAY EXCUSAS. LOS
TRABAJADORES Y LAS TRABAJADORAS DEBEN BENEFICIARSE DEL CRECIMIENTO ECONÓMICO:
MÁS Y MEJOR EMPLEO
El crecimiento
económico debe llegar a todos y a todas. Para ello, es preciso crear empleo
estable y de calidad, mejorar los salarios y reforzar las redes de protección
social. Y para lograrlo necesitamos nuevas políticas y nuevos consensos.
Hoy, 1 de Mayo, CCOO
y UGT pedimos al Gobierno de España, a los Gobiernos de las Comunidades
Autónomas y a las formaciones políticas con representación parlamentaria, que
apoyen e impulsen las reformas y cambios necesarios para hacer posible que el
aumento de la producción y de la riqueza beneficie al conjunto de la sociedad,
y entre ella, a la clase trabajadora, que ha sido especialmente castigada en la
última década.
Es necesario derogar
las últimas reformas laborales,ü que han instalado la precariedad como norma de
contratación. La prioridad debe ser crear empleo indefinido, estable y con
derechos. La competitividad de las empresas no puede anteponerse al respeto de
los derechos fundamentales de los trabajadores, como la no discriminación o la
seguridad y salud laboral.
Es preciso poner en marcha un Plan de Choque por elü
empleo para dar oportunidades a aquellos que tienen más dificultades para
encontrar un puesto de trabajo, y en especial a los parados de larga duración y
de mayor edad. Y también hay que hacer que la Garantía de Empleo
Juvenil funcione, para evitar la fuga de talento y el desperdicio de recursos
que supone tener a toda una generación de trabajadores jóvenes en paro o con
empleos precarios. Hay que devolver la esperanza y las expectativas de progreso
a los jóvenes, porque son el futuro.
Es imprescindible devolver el equilibrio de fuerzas enü la
negociación colectiva, para que sindicatos y empresarios podamos negociar en
igualdad de condiciones el contenido de los convenios, algo que destruyó la
reforma laboral de 2012. Hay que reforzar los convenios sectoriales y
garantizar la ultraactividad de los convenios. Porque sin una negociación
colectiva más equilibrada no es posible que mejoren el empleo, los salarios y
las condiciones de vida de la población asalariada.
Pedimos también
recuperar el Estatuto Básico del Empleadoü Público y el derecho
efectivo a la negociación colectiva en el sector público, cuyos trabajadores y
trabajadoras han sufrido con especial rigor los ajustes de los últimos años.
Sin empleo público de calidad no habrá servicios públicos de calidad.
Hay que reformar el
sistema de prestaciones por desempleo,ü para hacer que llegue a
todas las personas sin empleo y que ofrezca unas garantías dignas. De manera
prioritaria para los trabajadores mayores, que se ven en muchas ocasiones
expulsados del mercado de trabajo sin posibilidad de alcanzar una pensión
digna.
Exigimos un salario
mínimo interprofesional suficienteü y estable, que se mantenga en el tiempo. Hay que llegar
a un SMI de 1.000 euros a final de esta legislatura, y garantizar que será
siempre, al menos, equivalente al 60% del salario medio del país, como dice la Carta Social
Europea.
- Exigimos
una ley de igualdad salarial entre hombres yü
mujeres que cierre de una vez la brecha salarial.
- Es
urgente derogar la reforma de las pensiones deü
2013, que está empobreciendo a nuestros mayores, y fijar mecanismos para
garantizar que no perderán poder de compra.
- Necesitamos
una reforma fiscal integral, que consigaü
más ingresos y reparta mejor los esfuerzos, haciendo que paguen más los
que más tienen. Reclamamos mayor eficacia en la lucha contra el fraude
fiscal, y la erradicación de los paraísos fiscales, que son una vergüenza
consentida por los países desarrollados que está quitando miles de
millones de euros para aplicar políticas de solidaridad y protección
social.
- Exigimos
la puesta en marcha inmediata de una Prestaciónü
de Ingresos Mínimos como la propuesta por UGT y CCOO y que ya ha aprobado
el Parlamento, para sacar de la miseria a las 630.000 familias que no
poseen recursos.
- Exigimos
al Parlamento español que no ratifique elü
CETA, Acuerdo de Comercio e Inversión UE - Canadá, por las nefastas
consecuencias que su aplicación tendrá para los trabajadores y
trabajadoras, la ciudadanía y el medio ambiente
- Reclamamos
la recuperación progresiva del gasto enü
Sanidad, Educación, Protección Social y ayuda a la Dependencia,
extendiendo su cobertura y mejorando la calidad de sus servicios.
- Es
preciso poner en marcha un Plan Estratégico para laü
Industria, que impulse un cambio de modelo productivo en
nuestro país para generar más riqueza y con empleo más productivo y de más
calidad.
- En
el mismo sentido, reclamamos una mejor política científicaü
y unas condiciones de trabajo dignas para la comunidad investigadora, como
exigieron miles de personas en la Marcha por la Ciencia del pasado 22
de abril.
- Todo
ello en el marco de un país necesitado de unaü
fuerte regeneración democrática y cultural, que deje atrás de una vez por
todas la confesionalidad del Estado, y que combata radicalmente la
corrupción.
Todo esto se puede hacer ya. NO HAY EXCUSAS.
Sin embargo, los Presupuestos Generales del Estado para 2017
no van en esta línea, sino que insisten en las recetas fracasadas del pasado.
Tampoco en las mesas del diálogo social, el Gobierno y las organizaciones
empresariales dan señales claras de cambio. La mayoría social reclama más y
mejor empleo, más protección social y mejores servicios públicos, pero las
políticas actuales siguen ofreciendo ajustes, desequilibrios y carencias.
Por eso, las organizaciones sindicales CCOO y UGT comenzamos
en el mes de febrero un proceso de movilizaciones, que ha ido en aumento desde
entonces, para reclamar que la voz de los trabajadores y las trabajadoras sea
escuchada y sus peticiones atendidas.
Vamos a negociar para mejorar las condiciones laborales de
la población asalariada y la calidad de vida de toda la ciudadanía, como
siempre hemos hecho. Pero también vamos a intensificar las movilizaciones en
defensa de nuestras reivindicaciones.
La etapa de los
recortes y de la precariedad laboral se tiene que terminar YA. Tenemos que
cambiarla, negociando y presionando, en las empresas y en la calle. NO HAY
EXCUSAS.
Como tampoco hay excusa para criminalizar un derecho
irrenunciable como es el derecho a la huelga. No se puede mantener el actual
artículo 315.3 del Código Penal, ni la Ley Mordaza.
UGT y CCOO manifiestan su total apoyo a los compañeros y compañeras
sindicalistas incursos en procesos penales o administrativos derivados de su
actuación en defensa de los derechos de los trabajadores y las trabajadoras.
SOLIDARIDAD INTERNACIONAL. CAMBIAR
EUROPA PARA REFORZAR EUROPA: LAS PERSONAS, PRIMERO
El movimiento sindical reafirma su carácter
internacionalista y expresa su solidaridad con las trabajadoras y trabajadores
de todo el mundo, de manera singular con aquellos pueblos que viven conflictos
armados y guerras, o que se ven sometidos a regímenes dictatoriales y
autoritarios.
También vamos a trabajar y a presionar para cambiar Europa,
de la que somos y queremos seguir siendo parte. Apostamos por una Europa unida
y fuerte. Pero la deriva que está tomando desde hace unos años es muy
peligrosa, para su propia supervivencia como proyecto político de progreso y
para las personas que la habitamos. Están creciendo la xenofobia y el
conservadurismo, y se están reduciendo la solidaridad, la cohesión y la
fraternidad. La falta de coraje, cuando no la desidia y el desprecio, a los
centenares de miles de personas refugiadas que huyen de la guerra, la represión
o el hambre para buscar un sitio en los países de la UE, es buena prueba de lo que
denunciamos.
Las trabajadoras y los trabajadores queremos seguir construyendo
la Unión Europea,
porque es una gran alianza estratégica con un tremendo potencial social y
democrático. Pero NO queremos esta Unión Europea cerrada, temerosa y cobarde,
que coarta sus posibilidades y genera desigualdades y enfrentamientos.
UGT y CCOO, junto a la Confederación Europea
de Sindicatos (CES), reclamamos:
- Una
Unión Europea próspera, capaz de impulsar unè
crecimiento económico sostenible e integrador, que abandone
definitivamente las fracasadas e injustas políticas de ajuste, y que ponga
en marcha un ambicioso Plan de Inversiones para generar más cohesión entre
los territorios y empleo de calidad.
- Una
Unión Europea eficiente, que aplique una políticaè
económica rigurosa, que tenga la creación de empleo decente en el centro
de sus prioridades, que abandone dogmatismos reduccionistas, y que luche
contra el fraude fiscal de manera coordinada y justa, eliminando los
paraí- sos fiscales en su seno como primer y urgente medida. Una
- Unión
Europea solidaria, que refuerce sus sistemasè
de protección social, creando un seguro de desempleo común.
- Una
Unión Europea progresista, que combata y rechaceè
con determinación los comportamientos retrógrados de algunos gobiernos y
fuerzas políticas de su espacio, que no tienen cabida en una democracia
avanzada.
- Una
Unión Europea que denuncie con valentía las políticasè
represivas, integristas y autoritarias de países vecinos como Turquía,
empeñados en alejarse de la
Europa abierta, plural, democrática y social que
defendemos.
Y, sobre todo, una Unión Europea fraterna, que respeteè y
defienda los derechos fundamentales de los migrantes y se comprometa, con
políticas comunes eficaces, con el derecho de asilo.
Los gobiernos de Europa no pueden retrasar más tiempo estos
cambios en la construcción de la
Unión. NO HAY EXCUSA.
Este cambio de políticas debe
comenzar sin demora. Sin él, la crisis nunca terminará para la mayoría social,
para la clase trabajadora. Es una exigencia social, económica y democrática.